LA PASION VIVIENTE

La secuenciación se ha ampliado respecto al guión original. En 1993 se incluyó la escena de la Negación de San Pedro; en 1994 la Entrada Triunfal en Jerusalén; en 1997 la curación del ciego y los preparativos de la Cena; y en 1999 el ahorcamiento de Judas. Pero los escenarios han variado poco en su disposición, si bien han mejorado sus detalles, ambientación y mobiliario.
En la Plaza del Ayuntamiento se realizan diversas escenas, comenzando por la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén. Para ello se articula una puerta amurallada para simbolizar la entrada de Cristo en la Ciudad Santa a través de la Puerta Dorada. Todo el frente del Palacio de los Duques de Riánsares (actual Ayuntamiento) se ambienta mediante casitas, para asemejar el callejero de Jerusalén, donde se producen las escenas de la Curación del Ciego y los preparativos de la Cena. En un amplio escenario elevado, situado ante las puertas del mercado de abastos, se recrea el Cenáculo, como una estancia amplia, con viguería de madera, y perfectamente acondicionada, donde no faltan los detalles de las celosías en las ventanas, y se dispone una amplio mesa, convenientemente servida con los platos de la Cena Pascual, principalmente pan y cordero asado, sin que falte el vino, elementos que permitirán a Cristo instituir el sacarmento de la Eucaristía. No faltan la jofaina, el jarro y la toalla, con los que Jesús efectuará el lavatorio de los pies de sus discípulos.
En la Plaza de la Cruz de la Iglesia, más conocida como Plaza de la Solana, ante el Arco de la Malena, se revive el Huerto de Getsemení, escenario muy logrado mediante olivos enteros y otros elementos vegetales como retama, romero, aliagas, etc., cubriendo todo el suelo de tierra, e iluminado con hogueras y teas. En este lugar se escenifica la Oración en el Huerto y el Prendimiento. En la Plaza de la Caño, bajo la mole pétrea de la Iglesia Parroquial y la muralla del Castilejo, se habilitan varios escenarios. El primero, frente a la cuesta de la Iglesia, simula el palacio de Anás, donde lso sanedritas se reúnen para juzgar a Jesús. A pie de plaza se representa la escena de las negaciones de Pedro, entorno a una hoguera llameante. Y al fondo de la Plaza del Caño, en medio del cuadro del parterre, se monta el escenario del Pretorio, conn elementos clásicos romanos, columnas, medallones, pebeteros llameantes y el sillón del procurados romano. Aquí será Pilatos quien juzgue a Jesús ante las presiones de la multitud, lo mande azotar, y lo acabe condenando a muerte.
Desde este escenario se inicia la subida al Calvario, muy efectista a través de la cuesta de la Iglesia, cuyos muros de piedra se iluminan con antorchas. En este recorrido, que se prolonga hasta la Plaza de la Constitución, se escenifican los diversos encuentros, con la Virgen, la ayuda del Cirineo, con las mujeres de Jerusalén, las caídas, y también el ahorcamiento de Judas, ya en uno de los árboles de la Plaza. En el lateral sur de la misma se monta el espectacular Calvario, evidenciando el terreno mediante arena, planta aromáticas y árboles naturales. Las tres crucs presidirán las escena de la Crucifixión, muerte y descendimiento, son sin duda los momentos más tétricos y emotivos de la representación, sobre todo cuando el cuerpo del Maestro sea depositado por José de Arimatea y Nicodemo en el regazo de la Virgen María. El cuerpo de Jesús será trasladado a su Sepulcro, en la Plaza del Caño. Allí se efectuará la resurrección, en medio de efectos especiales y fuegos artificiales, mientras desde lo alto de la muralla de la Iglesia, que domina el paraje del Caño, se ve a Cristo ascender a los cielos.

Como podemos apreciar, Tarancón transforma su casco antiguo en una verdadera Jerusalén aprovechando sus plazas, recodos y vericuetos, y lo que no, lo recrea para el espectador, mientras los habitantes se sumergen en el ambiente de la Judea del siglo I de nuestra era para renovar un drama conocido, pero que cada año se hace nuevo a los ojos de los que lo presencian.
Articulo que se puede encontrar en la Semana Santa de Tarancón
Historia, Cultura y Fe de Féliz Montoya Sánchez
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