sábado, 19 de marzo de 2016

TARANCÓN, UNA SEMANA SANTA INTERESANTE Y DE INTERÉS TURISTICO REGIONAL

TARANCÓN, UNA SEMANA SANTA INTERESANTE Y DE INTERÉS TURISTICO REGIONAL

Como todas las Semanas Santas de España, procesiones, pasos con imágenes y cofradías, conforman la modalidad organizativa de la Semana Santa taranconera. Pero ésta ha fraguado con los siglos unas señas de identidad propias y diferenciadas, que la convierten en una de las fiestas más singulares de Castilla – La Mancha. Recorriendo la Semana Santa encontramos momentos únicos e inolvidables para los lugareños y para los numerosos visitantes. La Bajada del Caño cada jueves Santo, de los pasos de San Juan y la Virgen de la Soledad, por la empinada Cuesta de la Iglesia, que no es dificultosa por la inclinación, sino por ser una escalera, es uno de los hitos culminantes de la semana.
Otro, será el Encuentro entre la Virgen de la soledad y el Nazareno, el mismo Jueves Santo, en la enmudecida Plaza de la Constitución mientras se canta el Miserere. La ancestral manera de celebrar el Entierro de Cristo no se repite en España, con todas las cofradías concentradas en la Plaza y las imágenes de Cristo Yacente y la Soledad realizando tres vueltas a la misma, mientras el sacerdote predica desde el Balcón del Ayuntamiento; tres vueltas que significan el sellado del sepulcro. También antiquísima es la costumbre del Domingo de Pascua, con la procesión realizada al alba, entre dos luces, con el Encuentro entre la Virgen y el Resucitado, momento en que María se le retira el manto de luto y el estruendo de los petardos anuncia la Resurrección. Y este año (2010) se recupera una tradición perdida hace más de cuarenta años, las carracas que precedían la Procesión del Silencio de Miércoles Santo.

Todos los pasos procesionales son sacados a hombros por banceros. En total veintidós pasos que avanzan por las calles cuidan año tras año los detalles de la uniformidad, el decoro y belleza de andas e imágenes, el adorno floral que anuncia la primavera, etc, etc.
Puede que los “Armaos”, cofrades cuya finalidad es velar el Monumento Eucarístico de la parroquia durante las veinticuatro horas que van de los oficios de Jueves Santo a los de Viernes Santo, sean uno de los elementos más tradicionales de Tarancón. Su marcialidad y sus puntuales cambios de guardia son punto de encuentro en la Parroquia para muchas personas.
Y es que en Tarancón la Semana Santa rebosa espiritualidad en la calle. En las noches del Viernes de Dolores, Lunes y Martes Santos, se realizan las procesiones meditativas, con el Rosario Doloroso y los Via Crucis, seguidos en masa por los fieles. Son procesiones para acompañarlas, no para verlas desde la acera. El Domingo de Ramos, con el paso de la Entrada de Jerusalén precedido de todas las cofradías, comienzan las procesiones más solemnes. Y las procesiones grandes se desarrollan en las noches del Miércoles, Jueves y Viernes Santo y la madrugada del Domingo de Resurrección, con pasos que secuencian, día a día, la historia de la Pasión, con las imágenes de la Oración en el Huerto, el Beso de Judas, Santa María Magdalena, Jesús de Medinaceli y la Virgen del Dulce Nombre (Miércoles Santo); la Coronación de Espinas, la Flagelación, Jesús Nazareno, la Exaltación de la Cruz, el Cristo de la Agonía, San Juan y la Virgen de la Soledad (Jueves Santo); el Descendimiento, la Piedad, la Cruz Desnuda, la Magdalena, la Virgen de la Esperanza, el Cristo Yacente y la Soledad (Viernes Santo); y el Cristo Resucitado y la Virgen de la Resurrección, acompañados de nuevo por San Juan y la Magdalena.

En los últimos quince años, el cato por el que más se conoce la Semana Santa de Tarancón, ha sido la Pasión Viviente, representación por actores no profesionales, de los últimos acontecimientos de la vida de Cristo. Su carácter popular, estando involucrados muchos vecinos, la ha dotado de un ambiente especial, de honda emoción. La localización de los escenarios, al aire libre, en las plazas y rincones más singulares del casco antiguo de la ciudad, son otros de los encantos del acontecimiento, que fue declarado de interés turístico en 1995.
LAS HERMANDADES
El eje vertebrador de las celebraciones de la Semana Santa de Tarancón son sus ocho cofradías, regidas por la Junta Mayor de Hermandades. Estas entidades llenan con una intensa preparación con actos a lo largo de toda la Cuaresma, y que se prolongan a lo largo del tiempo pascual.
La Hermandad más centenaria, del siglo XVII, es la Hermandad de las Cuarenta Horas y Resurrección, que con sus pasos del Resucitado y la Virgen de la Resurrección preside la procesión de Pascua, con sus cofrades ataviados de túnicas celestes. La Hermandad del Santo Entierro y la Soledad surgió de la fusión de dos cofradías antiguas del siglo XVII y XIX. Es una de las que tiene más cofrades, unos 700, que visten túnica y capirote negro y capas blancas, que el Viernes Santo se vuelven negras por el protocolo del luto, acompañando a la Virgen de la Soledad y el Cristo Yacente.

 La Hermandad del Nazareno, del siglo XVIII, es la que cuenta con mayor número de hermanos, unos 750, que lucen indumentaria morada. En total saca a las calles taranconeras seis pasos, en las distintas procesiones: la Borriquilla, el Beso de Judas, la Flagelación, Jesús Nazareno, la Piedad y la Cruz Desnuda. Singularísima, como hemos dicho, es la Hermandad del Señor, los “Armaos”, cofradía que tiene por cometido hacer guardia ante el Monumento de Jueves Santo y escoltar al Cristo Yacente, en sendas ocasiones ataviados como soldados del siglo XVI con coraza, alabarda y espada.

En el siglo XX se crearon otras cuatro hermandades. La de Jesús de Medinaceli cuenta con 470 hermanos y saca a la calle los pasos de su titular, el Cristo de la Agonía y el Descendimiento, mientras sus cofrades visten túnica morada, capirote granate y capa blanca. La Hermandad de San Juan Evangelista venera las imágenes de la Oración en el Huerto, San Juan y a la Virgen de la Esperanza, mientras sus cofrades, que suman 400,
lucen en su indumentar4ia los colores rojo y verde. De amarillo y morado visten los hermanos de Santa María Magdalena, que tiene también unos 400 cofrades inscritos. Esta hermandad cuenta con los pasos de la Coronación de Espinas y la Magdalena. Y por último la Cofradía de la Exaltación de la Cruz y Dulce Nombre de María, cuyos 500 cofrades lucen en sus túnicas los colores negro y granate cuando acompañan a las imágenes de la Virgen del Dulce
Nombre  y su cristo titular.
Detallar el impresionante patrimonio que sacan a la calle una de ellas, así como los actos que configuran la vida cofrade a lo largo de todo el año nos llevaría muchas páginas, pero no debemos terminar este recorrido por la Semana Santa taranconera sin recordar las cinco bandas de cornetas y tambores integradas dentro de las cofradías, que conforman el fondo musical de las procesiones,
completado con la Banda de Música Ntra. Sra. De Riánsares y la Banda Cristo del Amor, todas ellas de Tarancón.

DE INTERÉS TURISTICO REGIONAL
La Semana Santa de Tarancón 2010 comenzó con muy buenas noticias ya que aunque su importancia no hace falta que lo avale ningún mérito, los reconocimientos siempre viene bien, y así fue, José María Barreda presidente de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha, anunciaba junto al alcalde de la ciudad, la declaración de Interés Turístico Regional de la Semana Santa taranconera, un acicate más unido a la misma declaraciones que ostenta la Pasión.




Con esta declaración, ya son diez las fiestas que cuentan con la distinción de Interés Turístico Regional en la provincia de Cuenca. A éstas también se suman la celebración de la Fiesta de Moros y Cristianos, en Valverde de Júcar; la Pasión Viviente de Tarancón; la Fiesta de Rus, en San Clemente; la festividad de San Mateo, en Cuenca; la fiesta de “El Vitor” en Horcajo de Santiago; la Romería y Fiesta en honor de la Virgen de la Consolación, en el municipio de Iniesta, las Fiestas de San Juan Evangelista y Santa Quiteria, en la localidad de Huete, la Endiablada, en Almonacid del Marquesado, y la representación de “La Pasión de Jesucristo”, en Motilla del Palancar.







Articulo escrito por Felix Montoya Sánchez en más + Cuenca 2010

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