TARANCÓN, UNA SEMANA
SANTA INTERESANTE Y DE INTERÉS TURISTICO REGIONAL
Nombre y su cristo titular.
Como todas las Semanas Santas de
España, procesiones, pasos con imágenes y cofradías, conforman la modalidad
organizativa de la Semana Santa taranconera. Pero ésta ha fraguado con los siglos
unas señas de identidad propias y diferenciadas, que la convierten en una de
las fiestas más singulares de Castilla – La Mancha. Recorriendo la Semana Santa
encontramos momentos únicos e inolvidables para los lugareños y para los
numerosos visitantes. La Bajada del Caño cada jueves Santo, de los pasos de San
Juan y la Virgen de la Soledad, por la empinada Cuesta de la Iglesia, que no es
dificultosa por la inclinación, sino por ser una escalera, es uno de los hitos
culminantes de la semana.
Otro, será el Encuentro entre la
Virgen de la soledad y el Nazareno, el mismo Jueves Santo, en la enmudecida
Plaza de la Constitución mientras se canta el Miserere. La ancestral manera de
celebrar el Entierro de Cristo no se repite en España, con todas las cofradías concentradas
en la Plaza y las imágenes de Cristo Yacente y la Soledad realizando tres
vueltas a la misma, mientras el sacerdote predica desde el Balcón del
Ayuntamiento; tres vueltas que significan el sellado del sepulcro. También
antiquísima es la costumbre del Domingo de Pascua, con la procesión realizada
al alba, entre dos luces, con el Encuentro entre la Virgen y el Resucitado,
momento en que María se le retira el manto de luto y el estruendo de los
petardos anuncia la Resurrección. Y este año (2010) se recupera una tradición
perdida hace más de cuarenta años, las carracas que precedían la Procesión del
Silencio de Miércoles Santo.
Todos los pasos procesionales son
sacados a hombros por banceros. En total veintidós pasos que avanzan por las
calles cuidan año tras año los detalles de la uniformidad, el decoro y belleza
de andas e imágenes, el adorno floral que anuncia la primavera, etc, etc.
Puede que los “Armaos”, cofrades
cuya finalidad es velar el Monumento Eucarístico de la parroquia durante las
veinticuatro horas que van de los oficios de Jueves Santo a los de Viernes
Santo, sean uno de los elementos más tradicionales de Tarancón. Su marcialidad
y sus puntuales cambios de guardia son punto de encuentro en la Parroquia para
muchas personas.
Y es que en Tarancón la Semana
Santa rebosa espiritualidad en la calle. En las noches del Viernes de Dolores,
Lunes y Martes Santos, se realizan las procesiones meditativas, con el Rosario
Doloroso y los Via Crucis, seguidos en masa por los fieles. Son procesiones para
acompañarlas, no para verlas desde la acera. El Domingo de Ramos, con el paso
de la Entrada de Jerusalén precedido de todas las cofradías, comienzan las
procesiones más solemnes. Y las procesiones grandes se desarrollan en las
noches del Miércoles, Jueves y Viernes Santo y la madrugada del Domingo de
Resurrección, con pasos que secuencian, día a día, la historia de la Pasión,
con las imágenes de la Oración en el Huerto, el Beso de Judas, Santa María
Magdalena, Jesús de Medinaceli y la Virgen del Dulce Nombre (Miércoles Santo);
la Coronación de Espinas, la Flagelación, Jesús Nazareno, la Exaltación de la
Cruz, el Cristo de la Agonía, San Juan y la Virgen de la Soledad (Jueves
Santo); el Descendimiento, la Piedad, la Cruz Desnuda, la Magdalena, la Virgen de
la Esperanza, el Cristo Yacente y la Soledad (Viernes Santo); y el Cristo
Resucitado y la Virgen de la Resurrección, acompañados de nuevo por San Juan y
la Magdalena.
En los últimos quince años, el
cato por el que más se conoce la Semana Santa de Tarancón, ha sido la Pasión
Viviente, representación por actores no profesionales, de los últimos
acontecimientos de la vida de Cristo. Su carácter popular, estando involucrados
muchos vecinos, la ha dotado de un ambiente especial, de honda emoción. La
localización de los escenarios, al aire libre, en las plazas y rincones más
singulares del casco antiguo de la ciudad, son otros de los encantos del
acontecimiento, que fue declarado de interés turístico en 1995.
LAS HERMANDADES
El eje vertebrador de las
celebraciones de la Semana Santa de Tarancón son sus ocho cofradías, regidas
por la Junta Mayor de Hermandades. Estas entidades llenan con una intensa
preparación con actos a lo largo de toda la Cuaresma, y que se prolongan a lo
largo del tiempo pascual.
La Hermandad más centenaria, del
siglo XVII, es la Hermandad de las Cuarenta Horas y Resurrección, que con sus
pasos del Resucitado y la Virgen de la Resurrección preside la procesión de
Pascua, con sus cofrades ataviados de túnicas celestes. La Hermandad del Santo
Entierro y la Soledad surgió de la fusión de dos cofradías antiguas del siglo
XVII y XIX. Es una de las que tiene más cofrades, unos 700, que visten túnica y
capirote negro y capas blancas, que el Viernes Santo se vuelven negras por el
protocolo del luto, acompañando a la Virgen de la Soledad y el Cristo Yacente.
La Hermandad del Nazareno, del siglo XVIII, es la que cuenta con mayor número
de hermanos, unos 750, que lucen indumentaria morada. En total saca a las
calles taranconeras seis pasos, en las distintas procesiones: la Borriquilla,
el Beso de Judas, la Flagelación, Jesús Nazareno, la Piedad y la Cruz Desnuda.
Singularísima, como hemos dicho, es la Hermandad del Señor, los “Armaos”,
cofradía que tiene por cometido hacer guardia ante el Monumento de Jueves Santo
y escoltar al Cristo Yacente, en sendas ocasiones ataviados como soldados del
siglo XVI con coraza, alabarda y espada.
En el siglo XX se crearon otras
cuatro hermandades. La de Jesús de Medinaceli cuenta con 470 hermanos y saca a
la calle los pasos de su titular, el Cristo de la Agonía y el Descendimiento,
mientras sus cofrades visten túnica morada, capirote granate y capa blanca. La
Hermandad de San Juan Evangelista venera las imágenes de la Oración en el
Huerto, San Juan y a la Virgen de la Esperanza, mientras sus cofrades, que
suman 400,
lucen en su indumentar4ia los colores rojo y verde. De amarillo y
morado visten los hermanos de Santa María Magdalena, que tiene también unos 400
cofrades inscritos. Esta hermandad cuenta con los pasos de la Coronación de
Espinas y la Magdalena. Y por último la Cofradía de la Exaltación de la Cruz y
Dulce Nombre de María, cuyos 500 cofrades lucen en sus túnicas los colores
negro y granate cuando acompañan a las imágenes de la Virgen del Dulce
Nombre y su cristo titular.
Detallar el impresionante
patrimonio que sacan a la calle una de ellas, así como los actos que configuran
la vida cofrade a lo largo de todo el año nos llevaría muchas páginas, pero no
debemos terminar este recorrido por la Semana Santa taranconera sin recordar
las cinco bandas de cornetas y tambores integradas dentro de las cofradías, que
conforman el fondo musical de las procesiones,
completado con la Banda de
Música Ntra. Sra. De Riánsares y la Banda Cristo del Amor, todas ellas de
Tarancón.
DE INTERÉS TURISTICO REGIONAL
La Semana Santa de Tarancón 2010
comenzó con muy buenas noticias ya que aunque su importancia no hace falta que
lo avale ningún mérito, los reconocimientos siempre viene bien, y así fue, José
María Barreda presidente de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha,
anunciaba junto al alcalde de la ciudad, la declaración de Interés Turístico
Regional de la Semana Santa taranconera, un acicate más unido a la misma
declaraciones que ostenta la Pasión.
Con esta declaración, ya son diez
las fiestas que cuentan con la distinción de Interés Turístico Regional en la
provincia de Cuenca. A éstas también se suman la celebración de la Fiesta de
Moros y Cristianos, en Valverde de Júcar; la Pasión Viviente de Tarancón; la
Fiesta de Rus, en San Clemente; la festividad de San Mateo, en Cuenca; la
fiesta de “El Vitor” en Horcajo de Santiago; la Romería y Fiesta en honor de la
Virgen de la Consolación, en el municipio de Iniesta, las Fiestas de San Juan
Evangelista y Santa Quiteria, en la localidad de Huete, la Endiablada, en
Almonacid del Marquesado, y la representación de “La Pasión de Jesucristo”, en
Motilla del Palancar.
Articulo escrito por Felix Montoya Sánchez en más + Cuenca 2010
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