martes, 15 de marzo de 2016

Pregon de Fiestas 1994

PREGON DE FIESTAS 1994


¡Quiero clavar mi última bandera!
en el alma de este pueblo tan querido,
pues mi pobre corazón se muere herido,
y nace su dolor en torrentera.

¡Tú eres Tarancón, pueblo divino!
la razón que me hace andar de peregrino,
con el paso marcado en el destino,
dejándome la piel en el camino.

¡Quiero llevar la Cruz sobre mi hombro,
sin calvario, con amor y sin asombro!.

¡Quiero… Tarancón, que seas el broche
del último beso de mi frente,
y poder disfrutar entre tu gente,
el ser pregonero de esta noche.

Distinguidas y dignísimas Autoridades, Comisión de Festejos, Reina y Damas de la Corte de Honor, Señoras y Señores, taranconeros todos:
Cuando el mes de enero aproximadamente, me comunicó a través de escrito, la decisión tomada por el Excmo. Ayuntamiento, representado por equipo de gobierno e informado en una Comisión de Cultura, juntamente con los miembros de la comisión de festejos, para que recayera sobre el peso de mis hombros la dura responsabilidad de ser el pregonero de nueva edición de fiestas 1994; pues bien, en principio me sentí como muy preocupado, ya que no es tarea fácil pregonar en el pueblo de uno, donde casi nunca se llega a ser profeta en su tierra y mucho menos , cuando en esa baraja de pregoneros, antecesores a mí, han sido todos unos verdaderos ases. Yo me atrevería  a decir, que unas primerísimas figuras. Un pobrecillo maletilla como yo, cargado con su atillo de un inconfundible taranconerismo, con su corazón lleno de ilusión y bastante herido, puesto a disposición de su pueblo de sus gentes y rociado de una buena voluntad, trata de saltar al cercado de este escenario, para poder ponerse a la altura de esas primerísimas figuras, en una competencial legal –otra cosa es que la consiga-, y al menos poder dar una vuelta al ruedo, valga el símil o paradoja, ensalzado las formas, costumbres y personajes, que al fin y a la  postre, han ido moldeando y configurando los preludios y prolegómenos de sus historia.
¡Dejadme compañeros y amigos, soñar con algo que ha roto mi silencio en bandolera día a día, arrastrándome entre el duro polvo del camino, para llevar sobre el morral de mis pobres espalda, ese aso romero y decidido, que nos marca y nos hace peregrino infatigable de la vida!
¡Dejadme, por tanto, por favor, soñar… con algo, que desde mi más tierna infancia soñaba, y a veces quizás, abatido por el salpicado cansancio y abierto y roto mi pecho en desgarradores jirones de dolor y miedo. Por eso, solamente por eso, ha nacido una fuente clara y cristalina que mana a raudales cariño y amor a hacia ti, que ha dejado enfermo y mal herido a mi pobre corazón sobre la cuneta de esa dura y apasionada vereda!.
¡Ese eres tú… TARANCÓN…lleno de arrogancia y señorío, donde en tus primeros visos de juventud, ya se iba denotando poco a poco, esos aires de grandeza, de altanero y como no, de una nobleza inconfundible, propia de esas esencias de fragante aroma de sus tierras y sus gentes, esparcidas en torrentera por la mano calcinada del astuto labrador e impregnada en las viejas cascarillas de las paredes de sus blancas casas!.
¡TARANCÓN…eres ese hito, que enmarcado con tu bella Torre en la planicie castellana, sus vetustas piedras sirven para que poco a poco vayan separando con la más exquisita delicadez y regusto La Mancha de la Alcarria, donde en perfecta formación arquitectónica juegan las cepas y los olivares, mientras esa luna de cara llena –distinta a las demás lunas- como de verdad son las cosas de mi pueblo, busca en el silencio profundo de la noche oscura, con los mil ojos parpadeantes de las estrellas en una fugaz carrera, los destellos maravillosos de luz que se enredan en los troncos viejos de las ramas secas de sus decrépitos encinares, cuando comienzan a vislumbrarse hacia la Ermita la bufanda verde y pajiza de ese río de los ánsares, donde los primeros y frondosos verdes pinares anuncian que aquí también comienza uno de los más bellos entornos naturales jamás soñado, la misteriosa Serranía Conquense, donde Dios no quitó ni escatimó a su poderosa mano creadora el agua cantarina de sus ríos, ni la encantada orografía des sus peñas, para la inmensa mayoría de las veces, cobrar vida y en ese alarde de fantasía, sin ningún remilgo, hacerla Única!.

Llevo  a orgullo, señoras y señores…. El haber nacido en TARANCÓN
¡Permitidme amigos, y quiero decirlo sin que aflore en mis ya deterioradas y arrugadas mejillas originado por el triste devenir de los años, el sonrojo de ese cobarde rubor que mezcla la caliente sangre de mis venas con ese grito desafiante y desgarrador de mi imborrable taranconerismo. Llevo a orgullo, señoras y señores… el haber nacido en TARANCÓN, en el seno de la familia “Los Patatas”, el ser Taranconero de pura cepa, en este caso lo mismo da que esa cepa sea “malvar” que “garrapateña”, de esos campos llenos de misterios… de esas esquinas de luces parpadeantes, repletos de ilusiones y grandes promesas de amor, de rezos de atardecer cuando la tarde declina cansada por el calor abrasador del verano, haciendo su aparición en majestuosa carroza salpicada de estrellas esa reina del profundo silencio que es la noche!.
Compañeros, soy Taranconero, y en su largo camino, donde a veces saben crecer los espinos, se han quedado trozos de mi vida con grandes heridas de una forma irreparable, para dejar su honor en el lugar que le corresponde, saliendo en defensa de él y de esa Gran Señora, que yo particularmente tanto le debo, y es por lo único…..¡por lo única que de verdad volvería a empeñar esos poquitos trozos sanos que me quedan!. Pues permitidme paisanos el pensar que si el Taranconerismo emborrachara… yo quiero ser el hombre más feliz del mundo con mi insaciable borrachera, y por eso, no debéis culpar a nadie, no os dé vergüenza, decirme borracho a mí.
¡ BARRIOS DE MI TARANCÓN QUERIDO!, CUANTOS ENTRAÑABLES RECUERDOS….
¡Barrios de mi TARANCÓN querido!, sois como esos farolillos y guirnaldas que colgados en el espacio los días de fiestas de esta tierra manchega, adornan la terna en jirones bermellón y oro, con la gran tonada de seguidillas corridas que ponen en el alma y en manos de sus gentes sublime nobleza y una gallarda bizarría.
Permitidme señores, declamar este pequeño poema haciendo un alto en el camino.

TARANCONERISMO
Soñar siempre he querido con mi pueblo
a veces no he podido conseguirlo,
mi mente adormecida en cada instante,
me ha dejado dormido en el camino.

A veces despierto de un sueño tan profundo,
que jamás puede llegar a comprender,
que no sólo en el alma está el dolor,
de ese amor tan fuerte que querer.
¡Dejadme que duerma hasta mi ocaso,
Y cerrar bien las ventanas del olvido,
Que no quiero que salga por sus rejas,
mi último adiós con un suspiro!.

¡Tu has sido para mí TARANCON mío,
ese fiel compañero de mi sino!

¡Pues corre con orgullo por mis venas,
el haber sido hijo tuyo y del destino!.



 
 
















¡Qué bonito y alegre eres tú, Barrio de Santa Quiteria, en el día de tus fiesta!. Por donde al pie de su ermita, se unen en un abrazo fuerte y apretado de incondicional amistad, la senda de la Finca Navarrito con la serpenteada Cuesta de Barajas, por la cual subían preñadas de mies de la Vega los miriñaques de las galeras, acompasándose el tintinear de las cansadas campanillas de las mulas, con el chirriar de los viejos y desengrasados ejes de sus ruedas. Allí….precisamente allí…. Piedra a piedra supo construir su ermita Abundio, uno de los personajes míticos de nuestro pueblo.
La Tía Pilar “La Malla” con su mono azul y con el rabillo del conejo, colgado sobre su escoba, sabía muy bien amenizar el día de la fiesta con el “Santa Quiteria hermosa come conejo y San Juan como es tan pillo roe los huesos…” Allí…. Precisamente allí…. Jugaba en los floridos almendrucos de la Huerta de los Hilos, el agua limpia y clara de la Fuente del Amor, con la Martillana…. Hoy, desgraciadamente, todo ha pasado, todo ha muerto…. Los viejos álamos de la Huerta se han secado…. La hierba fresca de la Martillana está pajiza… ya no corre el verdoso y ágil lagarto por el grueso peñascal de la pedriza…. Ni mana el recio y poderoso seno de la Fuente, esa agua fía y salitral, que regaba en señal de agradecimiento un inmenso campo de ortigas; ¡Taranconeros, se ha secado la Fuente del Amor!. Yo creo que el mundo en que vivimos está completamente deshumanizado, está lleno de incomprensión, de egoísmo, de intolerancia… faltan grandes dosis del amor, por eso, justamente por eso amigos, se ha secado la Fuente del Amor, ese preciado tesoro que Dios nos dio como un bonito regalo a todos los seres humanos, nos falta amor, y lo digo, desgraciadamente, con bastante tristeza y miedo.
¡San Juan, plazoleta de San Juan, qué tengo yo que decirte a ti!...Barrio de blanco Santuario y callada campana, relampaguear de velas encendidas con olor a cera que lloran emoción todos los años el 24 de Junio; camino de rezos y oración de grandes y esbeltos cipreses como gigantes heridos y abatidos en el sudario de la noche, sobre la callada tapia del cementerio, que como decía José María Gironella “También los cipreses creen en Dios”,  por vigía incansable de recuerdos y silencios una artística cruz de piedras y de hierros, unidas por un arco de medio punto, donde el pie de ella tomaan el fresco los Juanistas, con algún que otro cuchicheo de comares sobre los destartalados y carcomidos taburetes de madera, que a veces dan lugar a comentarios encontrados entre Juanistas y Quiterios, pero siempre en un tono desenfadado.


¡TARANCONEROS, TAMBIÉN HA DESAPARECIDO DESGRACIADAMENTE EL “HOTEL LA QUINITA”!

Uno de los últimos bastiones históricos de nuestro pueblo que mandara construís Quinito Valverde, para encubrir sus devaneos amorosos con aquella gallarda y apuesta moza; enclavado en el barrio de San Isidro, allí junto al paso a nivel, se encuentra una pequeña ermita colmada de peticiones labrantías para el Santo Patrón, quien con mucha devoción poder extender su mirada a esos campos de la tierra nuestra y mejorar las cosechas, antaño guardaba, como el más fies guardabarreras, el paso anivel, con aquellas promesas de amor de esas parejas de enamorados hechas con sinceridad en el recordado paseo del camino de los novios.
Todo se está transfirgurando, amigos….todo ha cambiado con el paso del tiempo que no perdona, pero sin embargo, deja una huella imborrable en cada uno de nosotros que jamás se olvida, incluso has nos parece más bonito y más nos gusta. Yo me atrevería a decir categóricamente en que es completamente distinto.
Los recuerdos, cuando van envueltos con grandes añoranzas, nos producen una inmensa tristeza, y a mí particularmente, se me forma un nudo en la gargante difícil de digerir; soy un gran admirador de esas formas costumbristas, que el sabio cincel del tiempo ha ido remodelando sus perfiles ancestrales.
¡Por eso…ya no baja por el culillo de San Roque, que a espaldas de su ermita con el airoso abanico de su cola abierta, la presumida y madrugadora tórtola, viajera desde la Huerta de Trifón a la Huerta Agujas a beber agua en el charco salitral de los Hornillos!....
¡Ni se percibe en el ambiente del Barrio el olor a mantecados y untados frescos y recién hechos en vísperas de fiesta, que salían por las ventanas del Horno del Tío Merengue o por el Ventanillo del Horno del Tío Marica, que solamente con el olor era suficiente para engordar!... ¡Ni tampoco bajan las rumbosas Sanroqueras, con su pelo lleno de brillantina, un fuerte olor a colonia añeja y sus ropejas nuevas, muchas de ellas con su reciente permanente en la cabeza, acompañando a San Roque y su perro a la Iglesia con poderío y mucho garbo, como tiene que ser, insinuando que toda la calle es suya!. Allí duermen para siempre, tristes y un poco olvidades la Plazuela de los Castellanos y la Cuesta del Colmenar, ellas escribieron para su pueblo la página que les correspondía, bajo la prisma diferente a la actual realidad.
¡Permitidme amigos y paisanos que me descubra, y con el mayor de los respetos, incline mi cabeza para poder entrar en este barrio, donde por las rendijas de sus pequeñas casas y entre las telarañas de sus descarnadas paredes rezuma la más pura historia de TARANCÓN!
¡Antiguo Barrio del Caño…pilones del Caño Gordo y Caño Chico…donde el agua cristalina de su fuente se mezcla con el torrente nacido del docto saber de sus gentes, que desgarra en jirones de orgullo el alma taranconera cuando suena a flor de labios la consabida frase de haber sido bautizados con el agua del Caño Gordo!...
¡Hay viejos pilones del lavadero, baúl y arca de secretos de muchas mocitas galanas cuando golpeaban la ropa contra las agujereados piedras del pilón, ara desprender la pastosa greda y subir después muy jacarondosa la empedrada Cuesta del Agua!...¡Taranconeros!, si lo sabéis, decidme, no os de vergüenza: ¿Quién hizo callar para siempre al humilde barrio de Santa Ana?... ¿Dónde han ido a para sus bellas casitas blancas de fuego bajo, con olor a retama seca y tomillo aceitunero?... ¿Por qué no se escucha ese divino canto de dulce trinos arpegiales del pardo ruiseñor… de esa lisonjera avecilla, que cantaba todos los días en el espinoso rosal zarzalero de la Huerta. El Caño, cuando la tarde comienza a agonizar desplomándose en su ocaso?... Yo sé que nadie tiene culpa, ni pretendo buscar ningún culpable… Pero hoy, en el silencio sepulcral de esa tarde de dolor y miedo, que se respira por los cuatro costados, sintiéndose la tragedia en la plazuela del Caño con motivo de la escenificación de la Pasión Viviente, donde no se podía elegir otro marco más adecuado, allí, precisamente allí, se está juzgando a un inocente, restallando en ese momento en mis sienes la voz autoritaria de Caifás, el sumo Sacerdote, cerniéndose una de las grandes injusticias que pesan sobre las espaldas del mundo…. ¿Eres tú Jesús de Nazaret… El Mesías, El Dios de los judíos?, ¡Sí, yo soy!, mientras los flagelos esperan y están nerviosos para romper el cuerpo del Redentor en cuatro pedazos brotando la sangre a borbotones… Al tiempo que Pilatos se lava las manos, como queriendo borrar su sentido de culpabilidad. Por eso, solamente por eso, dejaron abatidas allí para siempre las vidas de demasiados inocentes una madrugada de un 26 de julio cualquiera, por una progresiva deshumanización de los hombres, que nos llevó a todos los taranconeros a asumir una de las más duras incomprensiones de nuestra historia, una página que mejor hubiésemos querido borrar y no escribir, para no dejarla como legajo a nuestros hijos, que siempre está quemándose en el rescoldo de nuestro pensamiento.
Autorizarme amigos y compañeros para poder abrir las puertas de este barrio de par en par, descorrer picaportes y cerrojos para introducirnos en él a pecho descubierto, ¿lo conocéis?, es la Solana, mi viejo barrio, el barrio de mi ilusión que un día me vio nacer en una de esas pequeñas casas de la esquina, de humildes puertas pardas y ventanillos salpicados de cal, con una tenue luz en su esquina, atravesada por los alambres de la luz, donde gorjeaba todas las mañanas a la misma hora, la alegre golondrina al romper el alba, junto a la alcantarilla de la calle Cedazo.
¡La Solana, recinto amurallado de mi barrio!, donde se dan el Celemín, la Chueca, el Cedazo y los Castillejos, bajo la mirada expectante del Arco de la Malena, anfitrión del barrio, nuestra “GIRALDA MANCHEGA” sultana mora de La Mancha, su fuente vigilada en aquella época por la bondad de la Petrilla “La Nava”, en donde nos dábamos cita los muchachos para saciar nuestras angustiadas y resecas gargantas, hecho justificado después de haber disputado un partido de fútbol en los aledaños de la Iglesia, que finalmente concluía con la rotura de algún cristal del taller de costura del Tío Pepillo “El Sastre”. Allí no teníamos rompedero, como se suele decir vulgarmente: “Los Galgos”, “Los Chorretas”, “Los Cazos”, “Los Merejos”, “Los Pitoches”, “Los Quiscas”, “Los Roscas”, “Los Quilinos”, “Los Panchines” y “Los Pardiacos”, todos ellos criados en ese barrio.
Por tanto, concederme amigos el honor de declamar en esta noche, uno de mis poemas por el cual siento un gran cariño.

LA SOLANA, MI VIEJO BARRIO
   Junto al Arco la Malena                                            ¿Y tú calle de la Chueca                              
   mis ojos lloran de pena                                                 allí donde el barrio trueca
   al contemplar “La Solana”;                                          su nombre por Celemín;
   porque fuiste viejo barrio                                           allí cerca del Cedazo
   lo mismo que un relicario                                            mi juventud paso a paso
   de mi juventud lozana.                                                no tuvo meta ni fin?

   ¡Cuántas veces pienso en ti                                       ¿Recuerdas tu golondrina
   y hasta se aceran a mí                                                  si en la tarde vespertina
   como potros desbocados;                                          me viste una vez salir;
   las ilusiones benditas                                                    por qué me quieres negar,
   donde en mi mente ya escritas                                      por qué no quieres hablar,
   recuerdan tiempos pasados!.                                   Si me estás viendo morir?.

   ¡Testigos me estás pidiendo                                      ¡Habla triste corazón
   pero tú no me estás viendo                                       hablar piedras del rincón
   llorar con negra amargura;                                         y no presentéis batalla;
   como un niño sin consuelo                                        que mi pobre pensamiento
   al comprobar que en el suelo                                   murió quedándose yerlo
   se quebró su miniatura!.                                            A los pies de esa muralla!.

   ¿Te acuerdas tú bella fuente                                    ¡Me has vendido Viejo Barrio
   cuando mi mano inocente                                        como lo dice el Sumario
    pulsó tus senos triunfales;                                       donde Judas vendió a Cristo;
    sentí ciego la agonía                                                    cuando yo te preguntaba
    poner tu boca en la mía                                                y tu voz me contestaba…
 y besarnos a raudales?.                                              que en ningún lado me han visto.

  ¿Te acuerdas loca campana                                       ¡Barrio, yo te he perdonado
   que de la Vieja Solana                                                  por ser lugar tan amado
   parte del camino a la Ermita;                                     de este bello TARANCÓN;
   y  acompañó al Incensario                                          y por mi Virgen Bendita
   los rezos de mi breviario                                             yo nací en esa casita
   para ti mi Virgencita?.                                                  que alumbra en aquel rincón.
 
 

Así, andando el camino, “Se hace camino al andar”, como decía el poeta Antonio Machado, en uno de sus versos, hemos llegado a poner punto final a este pregón donde me cabe la duda de haber conseguido mi propósito en cuanto a calidad literaria se refiere; ahora bien, de lo que sí estoy seguro, es de esa gran transmisión de Taranconerismo que he puesto en él, que siempre lo llevo guardado en el esportón de mi atillo, pues como dije al principio, soy un pobre maletilla donde esta tarde el sueño y la inconsciencia lo ha llevado a torear en esta plaza de primera categoría, estando acostumbrado a torear siempre en plazas de carros.
¡Queridos paisanos… Taranconeros todos!, pido perdón si me he extendido un poco, pero el amor a Tarancón y a todos ustedes, me ha llevado a ello; pero no quiero desaprovechar la ocasión que se me ha brindado, quizá con un poco de tristeza en esta noche para mí muy importante, para despedirme de mi vida pública, debida a causas ajenas a mi voluntad estoy obligado a ello no obstante, pido también perdón si a alguien he perjudicado durante este tiempo, y decirle que mi pluma estará siempre dispuesta, en el foro que sea, a defender a TARANCÓN, a sus gentes y a esa Señora que Ella y yo tantas cosas nos hemos dicho en momentos difíciles de nuestra vida.
¡Muchas gracias dignísimas Autoridades, Comisión de Festejos, respetable público, amigas y amigos que habéis sabido aguantar. Representantes de la Tercera Edad, Niñas y Niños, y a vosotras Majestad y Corte de Honor, deciros que este modesto trovador, sabe que estos actos se despiden con un verso en forma de soneto, yo en esta ocasión, quiero despedirme de su Majestad y de su Corte de Honor con unas frases en forma de piropo, que me salen del alma y lo considero más Taranconero:

¡Que la proclamación y exaltación de vuestro Reinado sea uno de los actos más gratos y felices de vuestras vidas, porque Majestad, belleza tenéis de sobra y váis a representar en esta ocasión a la mujer de nuestra tierra, ya que Majestad, por muchas flores guapas que veo, como la mujer Taranconera…. Ninguna….. y en ese bonito ramillete de rosas blancas estáis incluidas vosotras como frondosos capullos Taranconeros!
MUCHAS GRACIAS

Zacarias García Navarro

Articulo que se encuentra registrado en el programa de fiestas de 1995

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