domingo, 24 de julio de 2016

PREGÓN DE FIESTAS Y FERIA TARANCÓN 1999

PREGÓN DE FIESTAS Y FERIA TARANCÓN 1999

RIÁNSARES MUÑOZ OLIVAS

Riánsares Muñoz Olivas, Doctora en Ciencias Químicas por la Universidad de Burdeos, es la única mujer (hasta el momento) pregonera de las Fiestas en honor a Nuestra Patrona la Virgen de Riánsares.
Dada su juventud, plasma en su pregón, la frescura y dinamismo de las fiestas, descubriendo una nueva forma de interpretarlas.
Taranconeros y taranconeras, buenas noches. Quisiera también dar la bienvenida a quienes nos visitan y agradeceros a todos que estéis aquí esta noche.
Tengo que confesaros, que de todo lo que han dicho de mi Jesús y Mari Carmen, lo fundamental, lo que figura a la cabeza de mi currículum, mi principal seña de identidad es que me llamo Riánsares Muñoz Olivas y que he nacido en Tarancón.
Y este es mi mayor orgullo:
-          Orgullo de llevar el nombre de nuestra Patrona.
-          Orgullo de llevar unos apellidos que indican mi ascendencia taranconera.
-          Orgullo de haber nacido en Tarancón.
Como dice el romancero de Luis Rius:
Me siento Taranconera,
me hallare donde me hallare
que no es de persona honrada
el negar donde se nace.
Quizá hubo personas que se sorprendieron al saber de mi nombramiento como pregonera de las Fiestas de este año. Os confieso que yo fui la primera en sorprenderme cuando la Comisión de Festejos se dirigió a mí para pedirme que anunciara, en esta noche de Agosto, los días festivos que dentro de una semana llegarán nuestras calles de luces y alegría.
Considero acertada la costumbre de que el pregonero sea una persona nacida o vinculada con el pueblo. Se establece así una mayor conexión entre el orador y el público; el contenido es más cercano e identificable por la gente y, en mi caso, me ha permitido ser la pregonera en esta ocasión.
Este honor que se me hace rompe por partida doble con otra de las costumbres que hasta ahora se habían seguido en el momento de designar al pregonero: siempre hombres, y todos de reconocido prestigio y extensas vivencias. Yo soy la primera y la última pregonera de este siglo. Ojalá que el año próximo, ya en el tercer milenio, sea de nuevo una mujer la que anuncie las fiestas.
Durante siglos, la mujer ha sido principalmente ama de su casa, la que gobernaba puertas adentro, la que cumplía con la difícil tarea de cuidar a los hijos. Pero en este siglo, las mujeres hemos sabido conquistar con paciencia, día a día, ese territorio que era domino casi exclusivo de los hombres. Nunca antes nuestro pueblo ha contado con tanta y tan buena participación femenina en la sociedad. Por ello, es para mí una gran satisfacción representaros a todas vosotras, a las que trabajáis y a las que estudiáis, a las mujeres de las que habla nuestro paisano Rius:
Al ama de casa
que hace y deshace
ata y desata
la que cuece y amasa
que de todo pasa
las morcillas de San Roque
gala de Taranconera
las de San Isidro y las Quiterias
las de San Juan y la parte nueva
No podéis ni imaginar la de veces que he tenido el placer de ejercer de embajadora de nuestro pueblo por llamarme Riánsares, ni en cuántas dependencias, ventanillas, oficinas y aeropuertos me han preguntado “Este nombre, ¿es inglés, gallego, vasco,…?” Y en todas esas ocasiones he respondido acercándome a vosotros, a pesar de la lejanía, que mi nombre procede de un pueblo de la Mancha,
Donde todo es íntimo y sencillo
natural y tierno,
con aire sano de campo
que no le hace mal a nadie,
la parla de los labriegos
madura de gracia grave
que llaman al Pan pan
y al Vino vino
que no son malos manjares

De un pueblo al que se refieren muchos Títulos de Nobleza pero que no superan la nobleza de sus gentes:
Rostrollano, Castillejo, Muñoz,
La Deshilla, Arboleda,
Riánsares, El Retamoso,
Tarancón y como ofrenda
La Alborada, Del Recuerdo
Vista Alegre y La Isabela
 Este honor que se me hace rompe por partida doble con otra de las costumbres que hasta ahora se habían seguido en el momento de designar al pregonero: siempre hombres, y todos de reconocido prestigio y extensas vivencias.

 De un pueblo que honra y se honra de venerar a su Virgen, cuya ermita se encuentra junto a un río que en otro tiempo estuvo lleno de ánsares de los que tomó el nombre: RIÁNSARES.
Y que cada 15 de Agosto
entre faroles y cirios
gloria de los de las cuevas
acompañando a la Virgen
fue a pie descalzo a una reina
y junto a la reina descalza
mocitas taranconeras.

Ya que recordar es la única forma de revivir el tiempo pasado, permitidme compartir con todos vosotros algunos de mis recuerdos de la Fiestas de otros años.
El primero se lo quiero dedicar al galopeo de cada 7 de Septiembre. Después de habernos reunido en el patio de El Villanueva, nos dirigíamos a la plaza del Ayuntamiento para oír el chupinazo. Ese momento daba paso a siete días de alegría colectiva, que cambiaban por completo nuestras vidas.
Durante tres o cuatro horas galopeábamos por las calles, desde la plaza del Ayuntamiento hasta la calle de la Estación, entre charangas, música, baile y sudor gritando “AGUA, AGUA”! bajo el balcón de La Tibur y tantos otros. Galopear es el paso obligado de todo taranconero para dejar atrás la niñez.
Las peñas, con sus uniformes y desfiles, daban el toque de color al pueblo y recordaban al forastero que en Tarancón sus gentes estaban de fiesta. Los socios de “El Mosto, El Blusón, La Herradura y El Porrón”, peñas emblemáticas y algunas ya desaparecidas, vivían y nos hacían vivir unos días inolvidables.
¡Cómo  no recordar también la Feria? La Ola, atracción que recordarán varias generaciones por ser una de las primeras; los Coches de Choque donde chicos y chicas empezábamos nuestros flirteos; el Barco Pirata, el Pulpo y muchas otras atracciones que iban cambiando de año en año: cada vez más modernas y más numerosas, lo que obligaba a desplazar el recinto ferial.

No se sabe por qué extraña reacción química, estas Fiestas despiertan júbilo, afecto, devoción y benevolencia en la gente del pueblo.

 Así, de la Plaza del Mercado, mi primer recuerdo, pasó al solar de la Leganesa, en Miguel de Cervantes y luego enfrente del Teatro Alcázar (tristemente desaparecido), hasta llegar a su ubicación actual, donde lleva ya instalada varios años. En cada uno de estos cambios la feria iba creciendo a la par que lo hacía Tarancón.
Así pasábamos las tardes y, por la noche, llegaba la tradicional suelta de torillos de fuego que en todos nosotros despertaba una mezcla de temor y expectación.
Permitidme que recuerde de manera especial, aunque sea brevemente, a mi padre, llevándome de la mano y protegiéndome de las alocadas carreras de la gente, de las carretillas, las caídas…
Y después del torillo, llegaban las actuaciones musicales.
Nuestras conversaciones de los últimos días de Agosto, cuando se sentía y a la proximidad de la Fiesta, giraban en torno a esto. ¿Sabéis quién bien este año? A quien más y a quien menos, a todos nos picaba el gusanillo de saber si veríamos en directo a nuestro grupo preferido.
Duda que se disipaba cuando llegaba a casa el programa de fiestas, al que le correspondía y corresponde la doble tarea de informar con detalle de los actos y celebraciones y, al mismo tiempo, de ofrecer unas pinceladas de nuestra historia y actualidad, nuestros mitos y costumbres, nuestras devociones y emociones.
Me consta que en muchas casas de Tarancón se guardan en los estantes de las librerías para releer cuando apetece. Y es que, en realidad, son pequeños libros, bien editados, con su emblemática portada de Lozano y la habitual colección de artículos, poemas, imágenes y noticias. Una mezcla curiosa y entrañable de anuario y revista cultural.
Quiero aprovechar este momento para renovar públicamente el compromiso que todos tenemos de que estas tradiciones no se pierdan y que la amplia oferta de parques temáticos y similares no nos hagan olvidar algo tan nuestro como son: Las Fiestas Patronales de los pueblos.
No se sabe por qué extraña reacción química, estas Fiestas despiertan júbilo, afecto, devoción y benevolencia en la gente del pueblo. Sentimientos nobles bien conocidos, que afloran especialmente en estas fechas.

 En mi vida, he sido testigo de importantes cambios. Entre el Tarancón de hace 25 años y el que despide este siglo media un abismo.
  
Sin duda, habréis oído, en alguna ocasión la frase “Hay química entre nosotros” lo que significa sentirse bien con alguien. Esto sitúa a la química en buen lugar pues es signo, cuando menos, del comienzo de una amistad.
Pero la química es también patito feo de las ciencias. Una frase como “Esto tiene química”, lleva implícita un significado de artificial, dañino, en ocasiones, destructivo. Esto no siempre es así pues gracias a ella y a la ciencia en general, existe el progreso.
Pero también quiero aclarar que no sólo al científico hay que atribuirle los avances, sino también los audaces, a los que se arriesgan en nuevas empresas y proyectos.
En mi vida, he sido testigo de importantes cambios. Entre el Tarancón de hace 25 años y el que despide este siglo media un abismo: las mejoras tecnológicas en la agricultura, el importante desarrollo industrial, la puesta en funcionamiento de medios de comunicación propios, y el haberse convertido nuestra ciudad en un hito importante de la Autovía de Levante.
A todos os aliento para que sigamos avanzando a paso firme por esta senda, sin olvidarnos de respetar el medio-ambiente, ya muy dañado por el hombre. Desgraciadamente, no faltan ejemplos de este deterioro: el cambio climático, que convierte los humedales en desiertos; el agujero de la capa de ozono, barrera que nos protege de las radiaciones dañinas del sol; la desaparición de selvas y bosques, únicos pulmones del planeta,… Si la naturaleza está enferma, nosotros con ella, pues vivimos en simbiosis.
Como dijo Leonardo da Vinci: La naturaleza nunca quebranta sus propias leyes. No lo hagamos tampoco nosotros.
No es nuestro pueblo conocido precisamente por encontrarse en ningún paraje natural de especial interés: no está situado a los pies de los Pirineos, ni en las proximidades de ningún Doñana. Pero también los olivares, los viñedos, los campos de girasoles, los trigales merecen ser cuidados, del mismo modo que los parques de La Cuesta de la Bolita, de la Barriada de San Roque, de la Piscina, etc. Estos espacios verdes, donde juegan los más pequeños yse reúnen los menos jóvenes, hacen nuestro entorno más digno y agradable.
Es digna de admirar la tarea desempeñada en la recuperación del paraje natural La Hontanilla, como lugar de esparcimiento y recreo, y la preservación de su aspecto original: el lavadero, los pilones, la fuente. También la campaña de limpieza de los Caños Grande y Chico ha servido para el barrio vuelva a ser como antaño.
La Pradera de la Ermita merece mención especial. Según recoge en uno de sus libros Don Dimas, ilustre pregonero: Don Juan Manuel, en el siglo XIV, ya escribió sobre las numerosas aves que poblaban los márgenes del río Riánsares: las garzas de morada, las pardas, las ramas, los ánades y sus hermanos de raza, los ánsares, aves estas últimas, que aún siendo acuáticas se contentan con pequeñas corrientes y charcas de agua donde remojarse un poco escondiendo sus nidadas entre hierbajos y cañaverales.
Asumamos el resto de hacer posible que el Riánsares recobre su pasado paisaje como inicio de la construcción de un Tarancón más verde.
Ecología y medio-ambiente no están reñidos con desarrollo. Por eso, me dirijo a las autoridades para pedirles que construyan un Tarancón de labores y esperanzas.
Ahora que ya se acercan
Las funciones de la Virgen y hay que honrar
Como es de buenos cristianos
Tan grande festividad

Quiero acabar invitándoos a todos a la Fiesta; a que os adueñéis en armonía de las calles y que las peñas forméis una piña; a que levantéis la voz conmigo y que digamos todos juntos:
FELICES FIESTAS.
Muchas gracias.

Artículo que se puede encontrar en el Programa de Fiestas Patronales de Tarancón
Año 2000

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