PREGÓN DE FIESTAS Y
FERIA TARANCÓN 1999
RIÁNSARES MUÑOZ OLIVAS
Riánsares Muñoz Olivas, Doctora en Ciencias Químicas por la Universidad
de Burdeos, es la única mujer (hasta el momento) pregonera de las Fiestas en
honor a Nuestra Patrona la Virgen de Riánsares.
Dada su juventud, plasma en su pregón, la frescura y dinamismo de las
fiestas, descubriendo una nueva forma de interpretarlas.
Taranconeros y taranconeras,
buenas noches. Quisiera también dar la bienvenida a quienes nos visitan y
agradeceros a todos que estéis aquí esta noche.
Tengo que confesaros, que de todo
lo que han dicho de mi Jesús y Mari Carmen, lo fundamental, lo que figura a la
cabeza de mi currículum, mi principal seña de identidad es que me llamo
Riánsares Muñoz Olivas y que he nacido en Tarancón.
Y este es mi mayor orgullo:
-
Orgullo de llevar el nombre de nuestra Patrona.
-
Orgullo de llevar unos apellidos que indican mi
ascendencia taranconera.
-
Orgullo de haber nacido en Tarancón.
Como dice el romancero de Luis
Rius:
Me siento Taranconera,
me hallare donde me hallare
que no es de persona honrada
el negar donde se nace.
Quizá hubo personas que se
sorprendieron al saber de mi nombramiento como pregonera de las Fiestas de este
año. Os confieso que yo fui la primera en sorprenderme cuando la Comisión de
Festejos se dirigió a mí para pedirme que anunciara, en esta noche de Agosto,
los días festivos que dentro de una semana llegarán nuestras calles de luces y
alegría.
Considero acertada la costumbre
de que el pregonero sea una persona nacida o vinculada con el pueblo. Se establece
así una mayor conexión entre el orador y el público; el contenido es más
cercano e identificable por la gente y, en mi caso, me ha permitido ser la
pregonera en esta ocasión.
Este honor que se me hace rompe
por partida doble con otra de las costumbres que hasta ahora se habían seguido
en el momento de designar al pregonero: siempre hombres, y todos de reconocido
prestigio y extensas vivencias. Yo soy la primera y la última pregonera de este
siglo. Ojalá que el año próximo, ya en el tercer milenio, sea de nuevo una
mujer la que anuncie las fiestas.
Durante siglos, la mujer ha sido
principalmente ama de su casa, la que gobernaba puertas adentro, la que cumplía
con la difícil tarea de cuidar a los hijos. Pero en este siglo, las mujeres
hemos sabido conquistar con paciencia, día a día, ese territorio que era domino
casi exclusivo de los hombres. Nunca antes nuestro pueblo ha contado con tanta
y tan buena participación femenina en la sociedad. Por ello, es para mí una
gran satisfacción representaros a todas vosotras, a las que trabajáis y a las
que estudiáis, a las mujeres de las que habla nuestro paisano Rius:
Al ama de casa
que hace y deshace
ata y desata
la que cuece y amasa
que de todo pasa
las morcillas de San Roque
gala de Taranconera
las de San Isidro y las Quiterias
las de San Juan y la parte nueva
No podéis ni imaginar la de veces
que he tenido el placer de ejercer de embajadora de nuestro pueblo por llamarme
Riánsares, ni en cuántas dependencias, ventanillas, oficinas y aeropuertos me
han preguntado “Este nombre, ¿es inglés, gallego, vasco,…?” Y en todas esas
ocasiones he respondido acercándome a vosotros, a pesar de la lejanía, que mi
nombre procede de un pueblo de la Mancha,
Donde todo es íntimo y sencillo
natural y tierno,
con aire sano de campo
que no le hace mal a nadie,
la parla de los labriegos
madura de gracia grave
que llaman al Pan pan
y al Vino vino
que no son malos manjares
De un pueblo al que se refieren
muchos Títulos de Nobleza pero que no superan la nobleza de sus gentes:
Rostrollano, Castillejo, Muñoz,
La Deshilla, Arboleda,
Riánsares, El Retamoso,
Tarancón y como ofrenda
La Alborada, Del Recuerdo
Vista Alegre y La Isabela
Y que cada 15 de Agosto
entre faroles y cirios
gloria de los de las cuevas
acompañando a la Virgen
fue a pie descalzo a una reina
y junto a la reina descalza
mocitas taranconeras.
Ya que
recordar es la única forma de revivir el tiempo pasado, permitidme compartir
con todos vosotros algunos de mis recuerdos de la Fiestas de otros años.
El primero se
lo quiero dedicar al galopeo de cada 7 de Septiembre. Después de habernos
reunido en el patio de El Villanueva, nos
dirigíamos a la plaza del Ayuntamiento para oír el chupinazo. Ese momento daba
paso a siete días de alegría colectiva, que cambiaban por completo nuestras
vidas.
Durante tres o
cuatro horas galopeábamos por las calles, desde la plaza del Ayuntamiento hasta
la calle de la Estación, entre charangas, música, baile y sudor gritando “AGUA,
AGUA”! bajo el balcón de La Tibur y
tantos otros. Galopear es el paso obligado de todo taranconero para dejar atrás
la niñez.
Las peñas, con
sus uniformes y desfiles, daban el toque de color al pueblo y recordaban al
forastero que en Tarancón sus gentes estaban de fiesta. Los socios de “El Mosto, El Blusón, La Herradura y El
Porrón”, peñas emblemáticas y algunas ya desaparecidas, vivían y nos hacían
vivir unos días inolvidables.
¡Cómo no recordar también la Feria? La Ola,
atracción que recordarán varias generaciones por ser una de las primeras; los
Coches de Choque donde chicos y chicas empezábamos nuestros flirteos; el Barco
Pirata, el Pulpo y muchas otras atracciones que iban cambiando de año en año:
cada vez más modernas y más numerosas, lo que obligaba a desplazar el recinto
ferial.
No se sabe por qué extraña reacción química, estas Fiestas despiertan
júbilo, afecto, devoción y benevolencia en la gente del pueblo.
Así pasábamos las tardes y, por
la noche, llegaba la tradicional suelta de torillos de fuego que en todos
nosotros despertaba una mezcla de temor y expectación.
Permitidme que recuerde de manera
especial, aunque sea brevemente, a mi padre, llevándome de la mano y
protegiéndome de las alocadas carreras de la gente, de las carretillas, las
caídas…
Y después del torillo, llegaban
las actuaciones musicales.
Nuestras conversaciones de los
últimos días de Agosto, cuando se sentía y a la proximidad de la Fiesta,
giraban en torno a esto. ¿Sabéis quién bien este año? A quien más y a quien
menos, a todos nos picaba el gusanillo de saber si veríamos en directo a
nuestro grupo preferido.
Duda que se disipaba cuando
llegaba a casa el programa de fiestas, al que le correspondía y corresponde la
doble tarea de informar con detalle de los actos y celebraciones y, al mismo
tiempo, de ofrecer unas pinceladas de nuestra historia y actualidad, nuestros
mitos y costumbres, nuestras devociones y emociones.
Me consta que en muchas casas de
Tarancón se guardan en los estantes de las librerías para releer cuando
apetece. Y es que, en realidad, son pequeños libros, bien editados, con su
emblemática portada de Lozano y la habitual colección de artículos, poemas,
imágenes y noticias. Una mezcla curiosa y entrañable de anuario y revista
cultural.
Quiero aprovechar este momento
para renovar públicamente el compromiso que todos tenemos de que estas
tradiciones no se pierdan y que la amplia oferta de parques temáticos y
similares no nos hagan olvidar algo tan nuestro como son: Las Fiestas
Patronales de los pueblos.
No se sabe por qué extraña
reacción química, estas Fiestas despiertan júbilo, afecto, devoción y
benevolencia en la gente del pueblo. Sentimientos nobles bien conocidos, que
afloran especialmente en estas fechas.
Sin duda, habréis oído, en alguna ocasión la frase “Hay
química entre nosotros” lo que significa sentirse bien con alguien. Esto sitúa
a la química en buen lugar pues es signo, cuando menos, del comienzo de una
amistad.
Pero la química es también patito feo de las ciencias. Una
frase como “Esto tiene química”, lleva implícita un significado de artificial,
dañino, en ocasiones, destructivo. Esto no siempre es así pues gracias a ella y
a la ciencia en general, existe el progreso.
Pero también quiero aclarar que no sólo al científico hay
que atribuirle los avances, sino también los audaces, a los que se arriesgan en
nuevas empresas y proyectos.
En mi vida, he sido testigo de importantes cambios. Entre el
Tarancón de hace 25 años y el que despide este siglo media un abismo: las
mejoras tecnológicas en la agricultura, el importante desarrollo industrial, la
puesta en funcionamiento de medios de comunicación propios, y el haberse
convertido nuestra ciudad en un hito importante de la Autovía de Levante.
A todos os aliento para que sigamos avanzando a paso firme
por esta senda, sin olvidarnos de respetar el medio-ambiente, ya muy dañado por
el hombre. Desgraciadamente, no faltan ejemplos de este deterioro: el cambio
climático, que convierte los humedales en desiertos; el agujero de la capa de
ozono, barrera que nos protege de las radiaciones dañinas del sol; la
desaparición de selvas y bosques, únicos pulmones del planeta,… Si la
naturaleza está enferma, nosotros con ella, pues vivimos en simbiosis.
Como dijo Leonardo da Vinci: La naturaleza nunca quebranta
sus propias leyes. No lo hagamos tampoco nosotros.
No es nuestro pueblo conocido precisamente por encontrarse
en ningún paraje natural de especial interés: no está situado a los pies de los
Pirineos, ni en las proximidades de ningún Doñana. Pero también los olivares,
los viñedos, los campos de girasoles, los trigales merecen ser cuidados, del
mismo modo que los parques de La Cuesta de la Bolita, de la Barriada de San
Roque, de la Piscina, etc. Estos espacios verdes, donde juegan los más pequeños
yse reúnen los menos jóvenes, hacen nuestro entorno más digno y agradable.
Es digna de admirar la tarea desempeñada en la recuperación
del paraje natural La Hontanilla, como lugar de esparcimiento y recreo, y la preservación
de su aspecto original: el lavadero, los pilones, la fuente. También la campaña
de limpieza de los Caños Grande y Chico ha servido para el barrio vuelva a ser
como antaño.
La Pradera de la Ermita merece mención especial. Según
recoge en uno de sus libros Don Dimas, ilustre pregonero: Don Juan Manuel, en
el siglo XIV, ya escribió sobre las numerosas aves que poblaban los márgenes
del río Riánsares: las garzas de morada, las pardas, las ramas, los ánades y
sus hermanos de raza, los ánsares, aves estas últimas, que aún siendo acuáticas
se contentan con pequeñas corrientes y charcas de agua donde remojarse un poco
escondiendo sus nidadas entre hierbajos y cañaverales.
Asumamos el resto de hacer posible que el Riánsares recobre
su pasado paisaje como inicio de la construcción de un Tarancón más verde.
Ecología y medio-ambiente no están reñidos con desarrollo.
Por eso, me dirijo a las autoridades para pedirles que construyan un Tarancón
de labores y esperanzas.
Ahora que ya se acercan
Las funciones de la Virgen y hay que honrar
Como es de buenos cristianos
Tan grande festividad
Quiero acabar invitándoos a todos
a la Fiesta; a que os adueñéis en armonía de las calles y que las peñas forméis
una piña; a que levantéis la voz conmigo y que digamos todos juntos:
FELICES FIESTAS.
Muchas gracias.
Artículo que se puede encontrar en el Programa de Fiestas Patronales de
Tarancón
Año 2000